En 1997, Mauricio Rojas se unió al ejército para servir a Colombia. Dos años después, en el conflicto del Catatumbo, una emboscada le costó su pierna derecha. Hoy, es un símbolo de resiliencia, demostrando que el coraje y la esperanza pueden superar cualquier adversidad, mientras sueña con una Colombia en paz.

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