A pesar de no estar tipificado como violencia de género, el acoso callejero en Bucaramanga afecta la tranquilidad de las mujeres.
De acuerdo con la data registrada al interior de los servicios de atención y orientación del Centro Integral de la mujer, entidad adscrita a la Secretaría de Desarrollo Social que brinda atención a casos de violencia basada en género. Durante la vigencia del 2022, se brindó atención y asesoría a 18 casos relacionados con acoso sexual en ámbitos públicos y en lo corrido de este año se ha brindado atención y asesoría a 4 casos relacionados con acoso sexual callejero.
Esto representa las pocas denuncias que las mujeres se atreven a realizar ante estos actos; el acoso sexual callejero son las acciones que reciben a diario las mujeres, va desde las miradas lascivas, los saludos en tono de morbo, las persecuciones, los comentarios referentes a su cuerpo, silbidos, pitidos de carros, rozamientos hasta incluso la masturbación.
Avanzando en el tema, según estudios realizados por la Fundación Plan Internacional en el 2022, el 97% de las mujeres de Colombia han experimentado algún tipo de acoso sexual callejero en algún momento de sus vidas. De ellas, el 70% afirmó haber sufrido acoso en la calle y el 30% en el transporte público.
Este tipo de conductas y comportamientos son tan recurrentes en los hombres que las mujeres han llegado a normalizarlo con resignación y han creado diferentes formas de enfrentarlos entre ellas: cambiar su forma de vestir, aligerar el paso o simplemente evitar caminar o salir solas a las calles, cohibiéndose de disfrutar de los espacios públicos.
Para la psicóloga Liliana Torres Lozano, estas conductas se originan desde la cultura y la formación, debido a que los antepasados han creído que los hombres son los poseedores de la mujer y los que pueden manejar y manipular a las mujeres a su antojo.
Los hombres han sido educados para cumplir roles de poderes, criados con la idea de que deben ser fuertes y dominantes, mientras que las niñas se les enseña a ser sumisas y obedientes, aunque actualmente el pensamiento machista ha cambiado un poco, aún sigue predominando el sistema patriarcal y los hombres siguen teniendo el control en la mayoría de las esferas de la vida.
Un caso muy sonado que nos refiere a este comportamiento, fue el sucedido a la joven Diana Carreño en el 2021, ella se encontraba con una amiga compartiendo en una tienda del barrio la Victoria, cuando dos sujetos de entre los setenta años, empezaron a hacer comentarios sobre ellas y a mirarlas con morbo, ante esto Diana reaccionó pidiéndoles respeto, sin embargo estos siguieron acosándolas, de nuevo Diana les pidió que respetaran y José Alejandro Delgado uno de los hombres tomó una botella y la partió en el rostro de Diana. Ella pidió ayuda sin embargo ninguna persona se acercó a socorrerla solo un vigilante que observó el tumulto de gente, pero en absoluto nadie hizo nada o se movió ni siquiera el agresor.
Diana detalló al respecto lo que sucedió: «Decidimos hacer el caso mediático y ahí fue que se viralizó la Fiscalía desde Bogotá me llamó y que se iban a hacer cargo del caso y bueno, pues de alguna manera eso me dio tranquilidad, se activó la ruta para el caso, sin embargo, a los dos días, pues me entero que el tipo sale libre a los dos días, pues bueno, yo sin tener ninguna experiencia alguna en cuanto a denuncias y todo este cuento legal, me preguntaba: ¿por qué pasa esto?
Teniendo en cuenta las denuncias de Diana y las cifras proporcionadas por la fundación Plan Internacional, se observa que la situación de las mujeres en casos de acoso, no tiene mucha atención, pues se cree que no es algo que pueda afectar a sus vidas.
Daniela Jaimes asesora de la oficina de mujer equidad y género mencionó que «el acoso sólo es denunciable, sí la mujer es acosada reiteradas veces».
Por otro lado, el acoso callejero es un problema social complejo que se ha normalizado debido a los roles tradicionales y estereotipos de géneros como una forma de afirmar el poder masculino y desvalorizar a las mujeres. También debido a factores como: la cultura de impunidad puesto que en muchos lugares no se toma en serio y no existe un castigo, esto permite que muchos hombres se sientan libres de actuar sin consecuencias y sobre todo por la falta de conciencia y educación ya que muchas personas no saben lo que afecta a las mujeres este tipo de actitudes.
Es importante que se tomen medidas para cambiar la percepción de las personas de que el acoso callejero es aceptable o habitual, de este modo es fundamental promover la igualdad de género, educar a las personas sobre el consentimiento y el respeto, y poner en práctica leyes y políticas eficaces contra el acoso.